domingo, 29 de junio de 2008

Web: Misiones

Calma en la redacción de welovepolo.blogspot.com, hasta que suena el teléfono. “Acá Washington Evaristo Buenaventura (Web). Tengo algo buen, bueno, bueno. Bien argentino, del interior. Una nota de misionesonline sobre el polo en la provincia”. Recibida, y publicada… Acá va.

Después de muchos años de ausencia, regresó el deporte nacional a la tierra misionera. Gracias a una notable inversión de tiempo, recursos humanos y materiales en nuestra provincia, el club Garupá Polo volvió a darle cabida a la disciplina argentina por excelencia.
Y como éste es un proyecto a largo plazo, la formación de jugadores es fundamental. En este sentido, uno de los principales artífices y columna vertebral de ello es el instructor Ricardo Schweizer. Con 22 años, es el profesor de alumnos que van desde los cinco hasta más de 50 años.
“Hice equitación toda mi vida, desde los cinco años. Nací en Entre Ríos, mi papá es militar y se llama Ricardo Eduardo. En Posadas continué hasta los 15. Aquí practiqué en el Regimiento del Ejército, entrenábamos para hacer saltos porque el polo todavía acá no existía”, sintetizó Ricardo.
El instructor se tuvo que acomodar a una provincia que no tenía una cultura equina. “Misiones no es una provincia que se dedica a los deportes a caballo”, dice.
Todo lo referido al deporte lo explica en cada clase en su Escuela de Polo. “Tenemos 25 alumnos y practicamos dos veces por semana. Hay 45 minutos de equitación sin taco para aprender a andar a caballo y los otros 45 son de taqueo, de juego en sí. Los costos para los chicos es de 350 pesos por mes y para adultos de 550. Uno piensa que es caro pero muchos no saben de los gastos, los caballos, las monturas son muy caras. A excepción del taco, las botas y el casco, nosotros les damos todo: caballo, montura, cancha, petisero, etcétera”, comentó.
Sobre el juego, cuenta: “Agarrar un taco y pegarle a la pelota es una sensación increíble, te apasiona. Yo hice salto desde los cinco años, agarré el taco y dije basta, me dedico al Polo. Es otra cosa. Me gusta enseñar, más que nada porque veo cómo van avanzando muy rápidamente. Tengo alumnos de temprana edad, la más chica se llama Sofi y tiene cinco años, hasta estudiantes de más de 50. Así que hay que saber cómo manejar el tema de las edades, con los más chicos tengo que ser más didáctico pero por ejemplo con un médico no, les hablo un poco más técnicamente. Eso sí, con los más jóvenes hay que tener mucha más paciencia. La gente piensa que es un deporte elitista, pero en el club lo que queremos es que la gente vaya en familia y que se divierta”, finalizó el instructor.

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