jueves, 10 de septiembre de 2009

Polo deshuesado: capítulo 15

Ya corría la mitad del partido. Amador sonreía por alegría y por burla. Los números le daban la razón: 8-4 y por momentos era paliza. Incluso, había chocado fuerte una vez con Aless, y el italiano casi besa el piso por la embestida.
-¿Qué pasa, gilipollas? ¿No tienes fuerza?, le espetó burlón Amador en ese instante.
-Este partido no te lo vas a olvidar más, yo sé lo que te digo, respondió Aless con los ojos desorbitados.
-Por supuesto que no, es hermoso derrotarte acá, en el torneo que los dos esperábamos.
Pero en el descanso del tercer chukker todo cambió. El italiano refunfuñaba, maldecía, gritaba y pateaba todo lo que se le pusiera delante. Hasta que vio, a lo lejos, en la tribuna, a su contador. Con impecable traje negro, panza de varios asados y una cara que delataba conocer las mil y una trampas del negocio, agitaba un sobre color madera y levantaba el dedo pulgar de su mano derecha.
"Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii", aulló el italiano, que se había olvidado por completo de ese detalle. En realidad no era un detalle, era su as en la manga. El caballo que le iba a permitir salir feliz de la cancha, sin que le importase el resultado.
Cuando formaron de nuevo, Amador lanzó una frase en medio de la cancha para que escuchen los compañeros y los contrincantes. "Equipo mío, si ganamos por más de 10 goles, hay doble paga para todos". Y sonrió, a pura carcajada.
Aless le festejó el chiste. "Sos muy gracioso, Amador, en serio". Nadie entendía porque le había cambiado el humor tan repentinamente. El árbitro estaba por tirar la bocha, pero el italiano volvió a tomar la palabra, esta vez de manera suave y al oído de su rival: "Te cambió el triunfo por los secretos de tus oscuras cuentas bancarias. Mirá allá, en la tribuna. El del traje negro, que saluda. Ese mi contador. ¿Y a qué no sabés que tiene dentro del sobre?".
El árbitro lanzó la bocha. Todos corrieron en busca de ella. Amador se quedó quieto, en medio de la cancha. Inmóvil, con su caballo pidiedno a gritos entrar en acción...

sábado, 25 de julio de 2009

Polo deshuesado, capítulo 14

"Lo mato, lo mato" gritaba Aless de regreso a su palenque. Brisa intentó saber, pero recibió un "andate" como respuesta. El italiano se bajó del caballo de prueba y se subió al que utlizaría en el primer chukker. Galopó hasta el centro del campo y esperó que los otros siete jugadores lleguen.
Amador estaba tranquilo. Ese era su juego: un constante provocador. Y cuando su provocación tenía éxito, el era feliz. Muy feliz. "Hoy ganamos, muchachos. No tengo dudas", les dijo a sus compañeros antes del comienzo del partido. "Eso sí: dejamos la vida para ganar por la mayor cantidad de goles que se pueda. Sin piedad".
Es un deporte de caballeros. Los seis jugadores argentinos se saludaron entre sí y con los extranjeros antes que la bocha rueda. El italiano y el español ni se miraron. "Formen", gritó el árbitro. Los jugadores se acomodaron, anca contra anca de sus caballos. La esfera blanca fue al piso que estaba algo húmedo por el mal tiempo. Rodo tomó la bocha, se acomodó, levantó la vista y metió un golpe largo. Amador aparció sin marcas. Sólo tuvo que tocarla delante de los mimbres. Sólo iban 15 segundos de juego.
Volvieron al medio. "Es más fácil de lo esperado", se jactó Amador antes del segundo throw-in. "Vas a rodar", lo amenazó Aless. El referí Octavio López Torres no dudó: tarjeta amarilla para el italiano. Ese primer chukker terminó 3-1 para Amador y companía. El italiano volvió al palenque y revoleó el taco.
-Tranquilo, ahora ganamos, lo quiso consoloar Diego.
-Más te vale. Para eso te pago.
-Bueno, calmate. Y conmigo no te la agarres.
-Me la agarro con quien quiero. Hay dos opciones: ganamos o el español cabrón se cae. Sino, no te pago. ¡No le pago a nadie!

lunes, 20 de julio de 2009

Polo deshuesado, capítulo 13

A veces la lluvia solo moja, pensó. Moja, pero no hiere. La cancha de Palermo todavía estaba en buenas condiciones. "Si se mantiene está llovizna no habrá problemas para jugarlo como cualquier partido", repetía una y otra vez Juan Perales, el responsable de la cancha.
Los árbitros lo miraban de reojo. Todos sabían que ese no era cualquier partido. En absoluto. Pero es imposible suspender un partido por portación de antecedentes. Si es por eso, varios polistas no podrían ni siquiera montar. Y varios hombres no deberían hablar...
Amador llegó a la cancha 90 minutos antes. Miró el cielo gris, la cancha verde, se jactó por su remera azul que decía "Vencetore", y dijo: "Que lindo día para jugar al polo". Luz no fue: prefirió quedarse con su personal trainer, un fortachón gay que por su inclinación sexual podía mantener su trabajo. Aunque a veces en su clase incluía a su primo.
Alessandro llegó 10 minutos después. Cargaba el bolso con los tacos, llevaba una gorra Nike y una concentración imperturbable. Brisa, a su lado, estaba excesivamente abrigada. La lluvia no apaciguaba el caliente termómetro de esos días.
Salieron a taquear y se cruzaron allí, en mitad de cancha, lejos de todos, cerca de nadie. El español lo miró amenazante. El italiano no bajó la vista. Cada uno siguió su paso. Hasta que se escuchó una voz quebrar el silencio: "Eres un gilipollas cornudo".
Aless tragó saliva. El partido estaba por empezar. La verdad, siempre, se ve en la cancha.

domingo, 12 de julio de 2009

Polo deshuesado, capítulo 12

Alessandro jugó un gran partido. Cinco goles: uno debajo de los mimbres, uno con un buen backhander, dos de penal y otro un cogote que se hubiese llevado una ovación hasta en la final de Palermo. El equipo, La Tanada, rindió como se esperaba. Con Diego jugando tranquilo, a media máquina, pero con ese le sobraba para este tipo de partidos.
-Bien Diego. Un crack, le dijo el italiano en el vestuario.
-Ales, la figura fuiste vos. Un fenómeno. Fue el mejor partido que te vi jugar. ¿Pasó algo?
-Gracias. Las desgracias ajenas me llenan el espíritu.
Cuando llegaba al auto, con Brisa media metro detrás (escandalosamente sugestiva), la tentación le ganó. Tomó su celular y mandó el siguiente mensaje: “Te recomiendo el video de mi gol de cogote. Tal vez aprendes un poco”.
No pasó ni un minuto cuando su celular vibró al ritmo de Satisfaction. “Preparate, vas a rodar. Siempre fuiste un flojo. Preguntale a Luz”.
Amador respondió pegando donde más le duele a su rival. Es su estilo: nada de piedad. Al enemigo, pisarlo. Alessandro nunca pudo superar el desplante de Luz. Ni lo superará. Quedó apagado. Quizá por eso empezó a apostar más por el polo. Para vencer al español donde más le duele. Amador quiere al polo más que a la vida. Alessandro quiere a las mujeres más que a la vida. De una u otra manera, están enfrentados.
Pasó lo previsible. Ganaron sus partidos de grupo y sus equipos se enfrentaban en la semifinal. “Llegó el día, gilipollas”. “Rodarás, tano estúpido”.
Ese sábado, amaneció gris y con lloviznas en Buenos Aires. La cancha estaba húmeda…

sábado, 4 de julio de 2009

Polo deshuesado, capítulo 11

Primer partido del gran torneo. Cuarto chukker, con la bocha cerca de una tabla. "Preparame a Estrella. A ver como se porta esa yegua", había dicho Amador unos pocos minutos antes.
Un gol y una corrida después, el animal patinó en un costado del rectángulo verde. La llovizna hizo que sus patas no pisaran firme.
Los corazones se paralizaron por un puñado de segundos. La yegua dobló sus manos. Había olor a lluvia, y a rodada. Pero el español logró evitar la caída. Inmediatamente fue dodne estaba el caballo de espera y cambió rapido.
El resultado del debut fue una anécdota. Con un Rodo iluminado, era cuestión de ver por cuanto sería la goleada. 18-5, mostró la chapa. Pese a sus tres goles, uno de ellos con aplausos incluidos, no estaba contento. En el palenque, le dijo a Juancito.
-¿Qué le pasó a esa yegua inservible?
-No tengo la menor idea. Tal vez...
-Antes que digas media palabra, te aclaro que yo estuve perfecto.
-Sí, por supuesto. Tal vez la lluvia, iba a decir.
-¡Caballo de la hostia! ¿No sabe cabalgar con dos gotitas en el piso?
Agarró sus tacos y los revoleó fuertemente contra el piso. Silencio. Ni siquiera volaban las moscas buscando la bosta de los caballos. Ellas son millones y como dice el refrán, millones no pueden equivocarse. Saben cuando no zumbar.
Faltaba lo peor. Por la noche, le llegó un mensaje telefónico: "¿Cómo anduvo la famosa Estrella?" Venganza a la italiana, que le dicen. En ese momento Luz salió del baño con un juego de ropa interior indescriptiblemente bello. Amador la miró y sin mover una pestaña demás le espetó: "Si queres dormir con esa ropa de puta, allá tú. Pero estarás más cómoda en camisón".
Se dio media vuelta, se tapó la cabeza con la almohada, refunfuñó algunas palabras casi inentendibles, y apagó la luz.

sábado, 27 de junio de 2009

Polo deshuesado, capítulo 10

Justo 48 horas antes del comienzo del gran torneo, la marca exclusiva de relojes organizaba su gran fiesta anual. Se trata de una firma que tiene al polo como deporte emblema. Es un matrimonio perfecto, sin fisuras. Diego y Rodo son representantes de la marca y han posado en varis publicidades con un exclusivo diseño en su muñeca izquierda.
El mejor salón del mejor hotel 5 estrellas esperaba por los invitados. Ellos, de elegantísimo sport. Ellas, con los mejores vestidos capaces de lucir. Las mesas, con manteles de bordados distintivos. Una entrada de una dorada ensalada del mar: langostinos, ostras y pinceladas de caviar. De plato principal, un lomo con salsa de champiñones. De postre, helados de limón con champagne. Para el final, el alcohol ya había alborotado varias venas, culpa del vino cosecha 1953, un año donde las vides tuvieron un sabor nunca logrado.
“Ya vuelvo, guapa. Voy al baño. Tu sabes…” le dijo Amador a Luz. En esos cinco minutos que la esplendorosa dama quedó sola, varios ojos se posaron sobre ella saltando los límites auto-impuestos. Los de Diego, por ejemplo. Ella hacía como que no miraba. Pero miraba. Siempre mira…
Sin que nadie lo sepa, el momento cúlmine de la fiesta transcurrió en el baño. El español, algo mareado, con la cabeza apoyada en el mármol mientras regaba el mingitorio, hablaba con un polista de mediano handicap. “Tenemos un gran equipo. Y de caballos estamos genial, tío. Ganaremos el gran torneo y que ese italiano gilipollas coma pasto. ¡Joder!”.
En ese instante, Alessandro, copa de champagne llena en la mano, ingresaba al baño. No escuchó ni una palabra de la conversación, pero como explicárselo a Amador, que acaba de chocar con él y tenía en su smoking de 5 cifras el contenido de una copa llena de la burbujeante bebida.
-¡Maldito, me las vas a pagar!
-No te tengo miedo. Y estás tan borracho que todos creerán que te tiraste la bebida encima. Español bruto.
El mediano handicap los separó cuando estaban a punto de golpearse. Se miraron varios segundos con el gesto de rabia instalado en sus rostros.
Amador dejó el baño. Volvió, se asomó a la puerta y le gritó: “Cuidate en el primer throw-in”.

domingo, 21 de junio de 2009

Polo deshuesado, capítulo 9

Amador y Alessandro. Luz y Brisa. Rodo y Diego. Juancito y Nacho, la mano derecha del italiano, por cierto menos bueno que Juan… Estrella y sus colegas de palenque, y Luna, el mejor ejemplar de Ales, y sus compañeras de cabalgatas en el otro.
La vida avanzaba y los equipos estaban armados. No había bandos de buenos ni de malos. Eran bandos. Con buenos y con malos. Con intereses, con odios, con deseos y con miserias. El polo los enfrentaba, a unos más que a otros. La vida lo hacía, a unos más que a otros.
En el bunker del español, todo funcionó de maravilla en esa práctica poco después de los fideos con salsa rosa del mediodía. Los caballos rindieron lo esperado y los jugadores también. Se acercaba el comienzo del torneo esperado y no había razones que llevasen a pensar en otra cosa que no fuese levantar la copa. “Luz, en este día estás más bella que nunca”, le dijo Amador a su curvilínea dama. Es un código entre ambos: la belleza de la mujer atrae el éxito. Cuanto más bella, más éxito.
A sólo 1200 metros, el Ales team también funcionaba a la perfección. El escenario era calcado: otra práctica perfecta, incluido un gol de reves de backhander del italiano que quedará para siempre en su memoria (no importa el detalle que tuvo poco marca…). Ales se bajó del caballo, tomó su botella de agua mineral, tomó un trago y se arrojó el resto sobre su cuidada humanidad de 182 centímetros y 38 otoños, miró a Brisa, le sonrió y le dijo con voz segura y sin ruborizarse pese a que estaba rodeado por todo su equipo de trabajo: “Brisa, en está tarde está más bella que nunca”.

viernes, 5 de junio de 2009

Polo deshuesado, capítulo 8

Pocos días después, en una mañana de furibundo sol, se produjo el reencuentro. En el club Verde Esperanza, de Pilar, todo estaba listo para la práctica. Amador esperaba en las caballerizas, hablando con sus petiseros sobre fútbol… de España. Madridista hasta la médula, soportaba estoico las burlas por el gran presente de Barcelona.
Hasta que el patrón se cansó y preguntó: “¿Cómo amaneció Estrella?”. La yegua estaba tranquila. De vez en cuando pateaba en su box. De repente Luz, radiante, ingresó en la zona. Se contorneaba sutil y provocativa. Cuchicheó en el oído del español, tomó el fajo de billetes de 100 pesos que salió del bolsillo de novio, se dio media vuelta y se marchó sin variar ni un milímetro su contorneo.
Petiseros, veterinarios, ayudantes, Juancito y demás gente de Verde Esperanza siguió con la mirada la huida de Luz, pero el mismo sendero que llegaba ese auto último modelo rojo. Entonces, todas las cabezas giraron. Era el momento esperado.
A todo volumen, los parlantes del auto sangraban un triste tango (¿qué tango no lo es?). El hombre al volante, Rodo, era tanguero. Estacionó, dejó ver sus 180 centímetros con alpargatas debajo y remera de Gardel arriba.
-Cada día canta mejor, intentó distender el clima Amador en su recibimiento al gran polista.
-El cuádruple, fue la respuesta.
-¿Vamos a ganar?
-Para eso vine.
-Entonces será el cuádruple.
-Hecho. Y otra cosa…
-¿Qué más, chabal?
-No soy tu esclavo.
Hubo un silencio. Por primera vez, Amador hacía silencio. Rodo no era su enemigo, y mejor tenerlo de su lado. Su enemigo estaba en otro lado, en el palenque de enfrente. Más que enemigo, una obsesión…
-Pues claro, chabal. Y yo no soy tu dueño. Ponte las botas y vamos a jugar una buena práctica.

viernes, 29 de mayo de 2009

Polo deshuesado, capítulo 7

Juancito es bueno desde su norte a su sur, del pelo más despeinado hasta la planta del pie arrugada de tanto andar. Tiene su Juanita, que le compite en bondad y casi le empate. Pero esa es una misión muy difícil.
Juancito nunca fue Juan a secas. Siempre acompañado por ese Cito final, que representa mucho más que un apodo tan trivial como cariñoso. Es el menor de tres hermanos polistas, hijo de polista y primo de un par de polistas. Seguramente, sus hijos serán… polistas.
Juancito juega bien al polo. Tiene un decoroso siete de handicap, que con un poco de esfuerzo podría transformarse en un ocho. Pero hay un detalle que para el menor no es menor: de todos los miembros del clan, es el peor. Y esa espina nunca se la puede sacar del alma. Quizás esa realidad que a veces se hace carne en dolor, lo haya hecho tan bueno. Quizás…
-Sebas querido, tanto tiempo. Quería proponerte… Ah, con el español no… Bueno, ok. ¿Tu familia bien?
-Colo, amigo. ¡Feliz cumpleaños! Tengo un regalo para vos: ¿Querés jugar con Amador la Copa de …? Bueno, perdoname, no sabía que te había hecho eso… Un abrazo grande.
Fueron diez llamados a polistas de elite para reemplazar la baja inesperada de Diego. Fueron 10 no. Sólo quedaba un llamado por hacer.
-Hola Rodo, ¿cómo estás?
-Bien Juancito. Te iba a llamar y te me anticipaste. La semana que viene los viejos cumplen 35 años de casados. ¿Vamos a hacer algo?
-Sería bueno, ¿no? Pero te llamo por otra cosa: necesito un favor. Un enorme favor.
-Por vos, todo…
-Que juegues la Gran Copa con el gallego.
Hubo un silencio. Largo. Amador y Rodo ya habían jugados juntos y terminaron mal. Rodo, crack entre cracks en el polo mundial, se enojó cuando el gallego le dijo: “Yo pago, vos obedeces”. La respuesta fue: “No soy tu esclavo”.
Juan esperaba. Iba a pedirle disculpas por el inoportuno llamado, cuando escuchó:
-Decile que quiero el triple de lo que me pagó la última vez.
Esa tarde, Amador fue de nuevo feliz. Sabía que la única posibilidad de ganarle a Tutti+Diego era con Rodo en su equipo. Por eso, con su mejor sonrisa, el patrón le dijo a Juancito: “Le doy el cuádruple”.

jueves, 21 de mayo de 2009

Polo deshuesado, capítulo 6

"Amador, soy Diego". Después de varios intentos frustrados, el mejor polista del mundo lograba que el español lo atendiese. Esa musiquita había sonado muchas veces sin que el botón verde diera el Ok. Fueron unos cinco, quizá seis intentos. Pero llegó el momento de responder...
-Sí Diego, chabal. ¿Qué te pasa?
-Ya te enteraste...
-Sí. El mundo es un pañuelo y el polo es un pedacito de servilleta.
-Bueno, la oferta de Totti fue mucho mejor.
-Eso se llama traición. No tenés códigos, chabal.
-Si empezamos a hablar de códigos, de principios, de valores... Estaríamos horas y horas. ¿Quién los tiene en este mundo?
-Yo.
-¿Vos? ¡Jajajajaja!
-¿De qué te ríes, gilipollas?
-Todos saben lo que hiciste con la novia de Totti, con el petisero Pérez, en el remate de ayer...
-Diego, chaval, te voy a explicar como funciona esto de vivir. Yo no le di mi palabra a Totti sobre lo que haría o con su novia; ni la di en los negocios; ni con los petiseros; ni con los caballos. Hasta ahí es la ley de mercado, la de la selva. Pero hay una ley no escrita, mejor dicho, escrita con la hombría de cada uno, que es la de la palabra. Tu me diste tu palabra, y esa es la diferencia. Cuando uno da su palabra, debería valer más cualquier firma. Pero parece, chavalito, que para tí no es así.
-Lo que pasa es que... ¿Me cortaste?
Efectivamente, Amador había apretado el botón rojo. Y de inmediato, llamó a Juancito. "La vida sigue. No podemos detenernos. ¿A quién contratamos".

viernes, 15 de mayo de 2009

Polo deshuesado, capítulo 5

La mañana siguiente, Amador abrió los ojos a las 10, con la musiquita de El Golpe de su teléfono celular. Una hora antes, su brazo derecho había golpeado el despertador que yacía muerto en el piso. Luz, que no toma alcohol porque la apaga, estaba como siempre a esta hora en el gimnasio, rodeada de una decena de hombres desbordantes de testosterona que nunca le sacan los ojos de encima. Eso la enciende.
El español todavía mostraba cierta resaca después de una noche a puro festejo por la llegada de la yegua Estrella a su escudería. Hubo un asado para 10 acompañado de buen vino, sobremesa de licor, y sesión de sexo con mezcla de tragos varios. Mucho alcohol en pocas horas. Demasiado.
Su instinto matinal lo llevó a una decisión: era no atender el teléfono. Por suerte no hubo más musiquita. Quien sea que fuese que estaba del otro lado, cedió en su intento. Mejor. Un poquito más de remoloneo, pensó el español, mientras repetía una y otra vez en su boca los brebajes de la noche anterior. Pensó en un tomar un digestivo, pero antes, un paso previo: llamar a Juan, su mano derecha, el que le guía en el polo desde siempre, el que le aconsejó comprar a Estrella y cómo contratar a Diego, el mejor polista del mundo, para el próximo torneo, al precio que fuese necesario.
“Juan, querido. ¡Qué buen asado nos comimos anoche! ¡Y que linda tu nueva novia! Tranquilo, tranquilo, no te la voy a robar”. Juan quería interrumpir: “Amador, tenemos que hablar de otra cosa…”. Nunca llegaba a terminar la frase. “Que yegua compramos, Juancito. Tres chukkers puede jugar. Es una máquina”. El español exageraba pues el equino no tenía tal calidad. Pero la victoria ante Totti lo hacía sentir semejante euforia. “Amador, escuchame”, intentó una vez más. “Pero Juancito, ¿qué pasa que no festejas? ¡Hay que festejar! ¡Ya ganamos! ¡Somos invencibles!”. “Espera, Amador. Me enteré que Diego no va a jugar con nosotros. Parece que el maldito italiano le ofreció más plata…”
El español quedó mudo. No dijo nada más. Apagó el teléfono y sentó en la cama mirando la nada. Estuvo así varios minutos. Hasta que recibió una llamada y el sonido lo volvió a la realidad. No tenía ganas de hablar con nadie. Miró el identificador de llamadas. Era Diego. Sonaba todavía la musiquita de El Golpe.

jueves, 7 de mayo de 2009

Polo deshuesado, capítulo 4

De aquella historia de Palermo a este presente del remate en Pilar pasaron dos primaveras. Luz era hermosa. Ahora lo es más. Brisa, la nueva conquista de Alessandro, es otro regalo de la naturaleza a la vista.
“Te felicito”. Los caballeros no niegan los saludos. Totti tragó saliva, se paró, caminó los cinco metros que lo separaban de Amador, y estrechó su mano. La escena era contradictoria. Cinco minutos antes habían competido por una yegua. Antes, tantas veces antes, lo habían hecho en la cancha, en los negocios y hasta en las amantes de turno. Tanta cordialidad llama la atención. “Gracias”, respondió el español, e intencionalmente volvió a abrazar a Luz para darle un beso digno de telenovela.
Alessandro pareció imperturbable. No sintió el golpe… ¿No sintió el golpe? Imposible decirlo en ese instante. Hay golpes que duelen en el momento, otros que apenas se sienten en el instante y marcan con el tiempo. Esos son los más fuertes.
Totti miró a Brisa, que resoplaba por la derrota en el remate, y le dijo: “Vamos, principesca”. Le gustaba llamarla así, aunque su forma y su estilo estaban demasiado lejos de la realeza. Menos refinada que Luz, podía desafiar a su antecesora en ver quien llamaba más la atención con un generoso escote. Y Brisa tenía el viento a favor… Totti notó el mal humor de su principesca, y le susurró: “Tranquila, ganaremos”.A unos 50 metros, mientras seguía entre felicitación y felicitación, Amador sintió vibrar su teléfono celular. Tardó unos segundos en atender, y entonces siguió la musiquita de El Golpe que no casualmente escogió como ringtone. Leyó el número en la pantalla y saludó efusivamente: “Diego, ¡amigo mío! Hoy es un día de fiesta”. Diego, el mejor polista del mundo, podía arruinarle el día de fiesta con dos letras. Pero calló. “Me alegró por vos…”.

miércoles, 29 de abril de 2009

Polo deshuesado, Capítulo 3

No había mucha gente aquella tarde en Palermo, en la semi del mediano handicap. El grupo de siempre en la tribuna, es decir un puñadito, y el grupo de trabajo de cada equipo en los palenques. Para los que prestaron atención, la escena resultó inolvidable. Toda la escena.
Totti, después del pechazo, tocó la bocha con lo justo. La redondita corrió rumbo a un mimbre y le pasó a centímetros, por el lado de adentro. El italiano gritó el gol del triunfo como si fuese la final del Argentino Abierto. Sus colaboradores, por inercia, también. De todos Luz, entonces su novia, fue la más efusiva: gritos, saltos y revoleo de gorra.
Esa imagen impactaba: toda su rubia anatomía de 170 centímetros desplegada en una euforia electrizante y salvaje. Pura belleza. Hubo quienes siguieron la bocha, otros a Totti, y varios a la mujer y sus curvas. Y hubo, también, dos petiseros que siguieron a Amador. Vieron, entonces, como su rostro de bronca deportiva mutaba por un gesto de codicia. Sí, a veces la codicia se lee en la cara. En ese instante el español, sabiéndose derrotado por su enemigo, empezó a jugar otro partido. Desde lo alto de su caballo, clavó los ojos en aquella mujer, esbozó una pequeña pero insinuante sonrisa, y cerró y abrió su ojo izquierdo con la velocidad de un relámpago.
Luz, astuta y conocedora de todos los manuales del juego de seducción, supo de inmediato de que se trataba. Y, sutil, sonrió apenas, con delicadeza, parte por agradecimiento, parte para abrir la puerta a una historia que ninguno sabe como empezaba ni en que podía terminar.
Hoy Beto, uno de los petiseros que vio esa escena, vive en Holanda como capitán del club más importante de polo en Amsterdam. Nadie sabe cómo consiguió los fondos para comenzar su nueva vida. El Negro, el otro petisero, se mudó del palenque italiano al español por varios miles…

jueves, 23 de abril de 2009

Polo deshuesado, Capítulo 2

Juan Amador González le dio un beso a Luz, su nueva mujer… Ese detalle aparentemente menor pasó inadvertido para todos los concurrentes al remate, que miraban al español y le levantaban el pulgar en señal de triunfo. Estrella, la yegua, estaba de su lado.
Pero ese beso, simple, fugaz, hasta de compromiso, removió las entrañas de Alessandro Totti, el italiano que se resignó a perder esta batalla de la guerra. “¿Por qué no ofreciste más, Totti?”. Brisa, despampanantemente bella, exageradamente superflua, especialmente codiciosa, resoplaba cierto enojo. Aless podía haber ofertado muchos miles más. Pero no. No quiso. Cierto misterio rondaba en su rostro.
Tal vez esperaba el próximo caballo. Aunque no imaginaba que ese simple beso podía costarle tan caro a su orgullo. El español y el italiano compiten en varias cosas: negocios, polo y mujeres. Compiten en la vida. Es una cuestión de sangre. De genes. De odios. Todo comenzó con una victoria de Totti en una semifinal de un torneo de mediano handicap. Hasta entonces, eran amigos y socios. Pero Amador no soportó ese pechazo yegua contra yegua que lo dejó fuera de la jugada, y el posterior toque corto al gol del italiano, con grito en la cara incluido. Lo confesó en una entrevista dos años después: “Muchas veces sueño con esa jugada. Es mi peor pesadilla”.
Ese día, en el palenque ganador, Luz saltaba y bamboleaba sus grandes pechos mientras festejaba el gol de la victoria.

sábado, 18 de abril de 2009

Polo deshuesado, capítulo 1.

-¡50.000!
-¡55.000!
-¡60.000!
-¡65.000!
A la sucesión de gritos rabiosos y desaforados le siguió un silencio estruendoso. Algún pájaro osado se animó a piar levemente para quebrar la nada. Fueron unos segundos, no más de diez. Tal vez menos. Hasta que el rematador dejó el estupor que lo conmovía en todo su ser, como a todos, y se animó a seguir con su trabajo. “Señores, han ofrecido 65.000 dólares por Estrella, esta yegua que es hija del Sol y de la Luna, y que…”
-¡100.000!
Esta vez ni aquel valiente pájaro se atrevió a piar. Y el silencio, mucho más atronador, hasta podía tocarse. En una ráfaga de tiempo, había duplicado la oferta inicial por un caballo que todos sabían que no valía tal precio. Buena descendencia, interesante futuro, algunos buenos chukkers jugados en torneos medianos, pero de ninguna manera era un ejemplar valuable en seis cifras. Nunca.
Estaba claro: no era cuestión de dinero. A ninguno le interesaba el dinero. En realidad, a ninguno le interesaba el caballo. A los dos les interesaba lo mismo: la victoria. Todas, absolutamente todas las victorias. En la cancha, en el amor, en la vida… En ese remate. No, corrección. Era más que eso. Era ver derrotado al otro.
“¡100.000 dólares, señores! ¿Alguien puede superar esta fantástica oferta? ¿Escuché 105.000? ¿Alguien dijo 105.000?”.
Nadie dijo 105.000. Una sola persona podía decirlo, pero prefirió esperar el próximo caballo. O la próxima oportunidad que la vida y el polo le dieran para pasar de humillado a humillador. Ese era el juego y lo sabía. Ambos lo sabían. Se trataba de una guerra de muchas batallas. Demasiadas como para pensar en esa Estrella que no brillará en su cielo, ni en su palenque.
“Vendido al señor Juan Amador González en 100.000 dólares”. Amador apenas movió la comisura de sus labios. Sus enormes anteojos negros impedían apreciar el rostro transformado en triunfo. Le dio un suave beso a su nueva mujer, otra batalla ganada de su guerra personal, y escuchó la descripción del próximo caballo: “Ahora presentamos un excelente padrillo…”

martes, 24 de marzo de 2009

Equinoterapia


Los polistas dicen que aman más a los caballos que al deporte. Y si se trata de caballos, y de amor, aquí va una excelente historia.
La utilización de ejercicios ecuestres con finalidades de reeducación psicomotora de los portadores de deficiencias no es un descubrimiento nuevo. Los antecedentes médicos entregan los siguientes datos:
HIPÓCRATES (458-377 AC): En su libro "LAS DIETAS", aconsejaba la equitación para “regenerar la salud y preservar el cuerpo humano de muchas dolencias y sobre todo en el tratamiento del insomnio”. Además de eso afirmaba que “ La equitación practicada al aire libre hace que los músculos mejoren su tono”.
ASCLEPIADES de PRUSIA (124-40 AC): También recomendaba el movimiento del caballo a pacientes gotosos, epilépticos, paralíticos, apopléticos, letárgicos y frenéticos.
GALENO (130–199 DC): Consolidador y divulgador de los conocimientos de la medicina occidental, médico personal del Emperador Marco Aurelio ( que era un poco lento en sus decisiones). Recomendaba la práctica de la equitación como una manera de que Marco se desempeñara con mayor rapidez.
MERKURIALIS (1569): En su obra “El Arte de la Gimnasia”, menciona una observación hecha por Galeno: "La equitación no solo ejercita el cuerpo, sino también los sentidos". El médico personal de la emperatriz María Teresa de Austria, que pertenecía a la primer escuela de medicina de Viena, afirmaba que las fibras musculares se tornaban menos excitables, practicando este deporte, razón por la cual disminuían los episodios de hipocondría y de histeria.
SAMUEL T. QUELMALZ (1697–1758): Médico de Leipzig, de Alemania, inventó en 1747, una maquina ecuestre demostrando como el problema del movimiento y los ejercicios físicos eran encarados por los médicos de la época. Esta máquina, era una especie de grúa que imitaba de la mejor manera posible los efectos inducidos por el movimiento ecuestre. En su obra “La salud a través de la equitación”, encontramos por primera vez una referencia al movimiento tridimensional del dorso del caballo.
GUSTAVO ZANDER (Sueco): Fisiatra en mecanoterapia fue el primero en afirmar que las vibraciones transmitidas al cerebro de 180 oscilaciones por minuto, estimulan el sistema nerviosos simpático. Zander comprobó esto, pero sin asociarlo al caballo. Casi cien años después el médico y profesor doctor Rieder (Suizo) jefe de la unidad neurológica de la Universidad Martín Luther de Alemania, midió estas vibraciones sobre el dorso del caballo al paso e increíblemente, corresponde exactamente a los valores que Zander había recomendado.
HOSPITAL UNIVERSITARIO DE OXFORD (1917): Fundó el primer grupo de Equinoterapia, para atender el gran numero de heridos de la primera guerra mundial, también con la idea fundamental de quebrar la monotonía del tratamiento.
LIZ HARTEL (Dinamarca 1952–56): A los 16 años fue atacada por una forma grave de poliomielitis al punto de no poder durante mucho tiempo trasladarse a no ser en silla de ruedas y luego con muletas. Ella practicaba equitación antes y contrariando a todos, continuo practicándola y ocho años después, en las olimpíadas de 1952 fue premiada con la medalla de plata en adiestramiento, compitiendo con los mejores jinetes del mundo, el público solo percibió su estado cuando bajo del caballo para subir al podio y tuvo que valerse de dos bastones canadienses. Esta hazaña fue repetida en las olimpiadas de Melbourne, en 1956. A partir de este hecho, este ejemplo de auto - terapia despertó en la clase médica empírica un interés por el programa de actividades ecuestres como medio terapéutico, tanto que en 1954 aparecía en Noruega el primer equipo interdisciplinario formado por una fisioterapeuta y su novio que era psicólogo e instructor de equitación. En 1956 fue creada la primera estructura asociativa en Inglaterra.
FRANCIA: La Reeducación ecuestre nació en 1965 como mencionan De Lubersac y La Llieri en la introducción a su manual titulado “ La Reeducación a través de la Equitación” (1973), si bien en 1963 esta ya fue utilizada empíricamente por Killilea en su libro “A Karen con amor”. En 1965 la Equinoterapia se torna una materia didáctica, en 1969 tiene lugar el primer trabajo científico de EQUINOTERAPIA en el Centro Hospitalario de la Universidad de Salpentire en París, en 1972 fue hecha la defensa de la primera tesis del doctorado en medicina sobre Reeducación Ecuestre en la Universidad de París, en Val-de-Marne.

jueves, 29 de enero de 2009

Polo Patagónico

En la estancia Palithue comenzará este viernes 30 de enero el circuito cordillerano de la Copa República Argentina, auspiciado por la AAP, el Desafío Mountain Resort y Bodegas del Fin del Mundo. Participarán cuatro equipos en el curcuito de polo más austral del mundo, con un premio mayor muy importante: poder jugar la etapa final en Buenos Aires, en el Campo Argentino de Polo.
Los equipos serán:
PALITUHE: Bernardo Iriart 3, Roberto Iriart 3, Santiago Lavallol 1 y Luis Lalor 6. Total, 13.
MAMUIL MALAL: Juan Roca 1, Juan Gaona 2, Berthil Grahn 3 y Tete Grahn 1. Total, 7.
HUITRU: Marcelo Benitez 1, Nicolas Urtazum 1, Marcelo Pelazato 1 y Adolfo Abelli 2. Total, 5.
EL DESAFIO MOUNTAIN RESORT: Gonzalo Rodriguez Espada 1, Justino Contal 2, Mariano Cabanillas 3 y Santiago Uriburu 2. Total, 8.

jueves, 8 de enero de 2009

Facundo Cambiaso...


Según nuestros los sabiondos lectores de welovepolo, Facundo Pieres fue el mejor polista de 2008. Ganador de Palermo por primera vez con Ellerstina, y partícipe de la conquista de la Copa de la Reina con Ellerston, el delantero del campeón argentino tuvo un año espectacular, coronada con la obtención del Olimpia de Plata.
Ahora nace una pregunta, que traducimos en encuesta en nuestro blog: ¿superará con los años a Adolfo Cambiaso? Difícil hablar sobre el terreno de lo hipotético, pero en varios puntos hay coincidencias. Veamos:
1. Son espléndidos taqueadores.
2. Además, tienen un juego espectacular
3. Difícilmente yerren un gol en una corrida libre desde mitad de cancha.
4. Han ganado premios por su caballada.
5. Saben ser líderes de sus equipos cuando las circunstancias lo requieren.
6. Tienen el uno en la espalda, pero son polifuncionales.
7. Han ganado el mejor torneo del mundo siendo muy jóvenes.
8. Su fama excede los límites de las canchas de polo.
9. Sus parejas son modelos.
10. Son los mejores.