jueves, 23 de abril de 2009

Polo deshuesado, Capítulo 2

Juan Amador González le dio un beso a Luz, su nueva mujer… Ese detalle aparentemente menor pasó inadvertido para todos los concurrentes al remate, que miraban al español y le levantaban el pulgar en señal de triunfo. Estrella, la yegua, estaba de su lado.
Pero ese beso, simple, fugaz, hasta de compromiso, removió las entrañas de Alessandro Totti, el italiano que se resignó a perder esta batalla de la guerra. “¿Por qué no ofreciste más, Totti?”. Brisa, despampanantemente bella, exageradamente superflua, especialmente codiciosa, resoplaba cierto enojo. Aless podía haber ofertado muchos miles más. Pero no. No quiso. Cierto misterio rondaba en su rostro.
Tal vez esperaba el próximo caballo. Aunque no imaginaba que ese simple beso podía costarle tan caro a su orgullo. El español y el italiano compiten en varias cosas: negocios, polo y mujeres. Compiten en la vida. Es una cuestión de sangre. De genes. De odios. Todo comenzó con una victoria de Totti en una semifinal de un torneo de mediano handicap. Hasta entonces, eran amigos y socios. Pero Amador no soportó ese pechazo yegua contra yegua que lo dejó fuera de la jugada, y el posterior toque corto al gol del italiano, con grito en la cara incluido. Lo confesó en una entrevista dos años después: “Muchas veces sueño con esa jugada. Es mi peor pesadilla”.
Ese día, en el palenque ganador, Luz saltaba y bamboleaba sus grandes pechos mientras festejaba el gol de la victoria.

No hay comentarios: