viernes, 14 de marzo de 2008

Pincelazos: El Embajador

Miguel mira hacia un costado. Una asistente de Hublot le hace señas. Le señala la cajita de la mesa y luego se toca su muñeca. Miguel Novillo Astrada pone cara de “tenes razóooooon” y porocede. Saca el Hublot negro de la cajita y se lo pone en su mano izquierda. Esa fue la primera vez que dejó de ser polista y pensó como embajador. Sí, porque una de marcas de elite de la relojería mundial lo eligió como embajador.
Es un caluroso mediodía de fin de verano. En las terrazas del exclusivísimo Hotel Faena, a 50 metros donde la pileta se muestra a plenitud con cuerpos internacionales que buscan los placeres del Dios Febo, el cerebro de La Aguada y tal vez el jugador que mejor entienda el juego colectivo en el polo, cuenta: “Yo juego con reloj. La mayoría no, pero yo sí. Como en Estados Unidos te tiran la bocha justo 10 minutos antes del partido para taquear, y ahora en Palermo también, me acostumbré a ponerme el guante y el reloj”.
Según el anuncio de la marca, antes de patrocinar su propio torneo que tendrá lugar en Gstaad el próximo verano europeo, Hublot quiso sumarse en el universo de este deporte, en el corazón del mundo del polo. En la presentación del Embajador Miguel también estuvo Pierre Genecand, presidente del Polo Club Gstaad.
Este modelo es el segundo reloj Hublot vinculado con el polo, después del lanzado en 2007 para el Polo Club Saint-Tropez. El Big Bang Polo Club Gstaad Gstaad, serie limitada de 250 ejemplares, es un cronógrafo de cerámica negra que lleva el emblema del torneo de Gstaad en la esfera.
Pero no es la única acción de Hublot con el polo. Es que la marca cuando se involucra en el deporte, lo hace con intensidad. Así que bienvenido Hublot y… ¡Felicitaciones embajador!

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