Todos tenemos pasatiempos. Hobbyes. De todo tipo. Los polistas también. Aquí algunos ejemplos…
Comienzos de diciembre de 2006. Entrevista con Adolfo Cambiaso en La Dolfina. Mientras se espera por sus compañeros de equipo, el mejor polista del mundo invita: “Vení, mirá”. Abre la puerta de un cuartito dentro de su caballeriza. Se aprecian trofeos y recortes de notas pegados en la pared. Pero él señala abajo. “¿Te gusta? Me lo regalaron en Brasil”. Es un avión a control remoto, y Adolfito lo mira como si mirase a su mejor yegua. “¿Querés que lo vuele?”. No hace falta responder: inmediatamente lo saca, lo coloca al borde de una cancha de polo. Luego, el avión levantará vuelo y a Cambiaso nunca se le escapará la sonrisa de su cara.
Dejamos los avioncitos. Tomamos la raqueta. Muchos polistas juegan golf. Varios fútbol. Algunos tenis. Seguramente él estará entre los más fanáticos. En una época, Bautista Heguy aprovechaba cada hueco libre en su agenda para sacar y volear. Incluso, construyó una cancha en su campo en La Pampa.
Se dijo fútbol. Un fanatismo argentino. Y de muchos polistas. Mariano Aguerre y Silvestre Donovan deben ser lo más enfervorizados hinchas de Boca de todo el ambiente. Eduardo Heguy festejó en diciembre de 2006 con el gran título de Estudiantes.
Ignacio Heguy le gusta el rock. Mucho. Toca la guitarra y no desafina. Varios de sus caballos tienen nombres relacionados con este estilo de música. El más famoso es Ji, Ji, Ji, en honor a la mítica canción de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. Sobre nombre de caballos hay muchas historias, pero eso será el próximo capítulo de welovepolo…
jueves, 3 de enero de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario