Opinión del autor aparecida en la página polotodaynetwork.com
Aprender a perder. Como loritos, todos los integrantes del polo repetimos esa frase la semana previa a la final de Palermo. Pero, ¿qué es aprender a perder? ¿Reconsiderar los errores para trasnformarlos en virtudes? Sí es así, Ellerstina, como equipo, no demostró ese aprendizaje. En la primera mitad de la definición de Palermo, y un poco más también, debió sacar mayor diferencia en el marcador. Consiguió sólo tres gols, para el 7-4, diferencia que se evaporó más rápido que un charco en verano.
Entonces, ¿por qué ganó en el alargue? Primero, porque tuvo la pequeña dosis de suerte que le faltó en 2005 y 2007: antes que Gonzalito arranque de las tablas de Dorrego hacia el centro de la cancha, hacia al arco, un backhander defensivo dolfinesco pasó a centímetros de la bocha. Si le acertaba, tal vez estaríamos hablando de otra cosa…
Pero no hay sólo suerte en el polo. Ni en la vida. En 2007, fue protagonista importante del alargue. Llevó una bocha en ataque, no tuvo el mejro ángulo, y el disparo, difícil y con poco pronóstico de gol, nunca salió. Después, reconoció que podría haber tirado en lugar de hacer otro toque a la bocha…
Las enseñanzas de la vida. El disparo que no nació en 2007 valió un título en 2008…
miércoles, 17 de diciembre de 2008
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