Mientras gran parte de los siete millones de habitantes de Hong Kong viven en espacios y apartamentos diminutos, en una de las ciudades del mundo con mayor densidad de población, los 218 caballos que participaron en los Juegos Olímpicos disfrutaron de unas instalaciones de lujo.
Para lograrlo no se escatimaron gastos, con el objetivo de que los animales de competición puedan disponer de unas condiciones de gran comodidad, que les permitiesen estar tranquilos y evitar, en la medida de lo posible, cualquier enfermedad.
El Hong Kong Jockey Club (HKJC), que es quien controla las actividades de equitación en la ex colonia británica, invirtió 150 millones de dólares en dotar de todo tipo de facilidades a los participantes en la cita olímpica.Por preparar las mejores instalaciones, se han construidos cuadras consideradas como 'seis estrellas', salas de recreo o recintos acolchados para evitar lesiones, además de instalar sistemas de aire acondicionado y dosificadores de agua, para combatir las altas temperaturas.
“Se puede ver cómo los caballos disfrutan aquí, se relajan ante tus ojos", comentó Chris Riggs, uno de los responsables del equipo de veterinarios del HKJC.
Uno de los caballos suecos, Keymaster, tuvo una pequeña fisura por la que fue operado en la clínica equina por Jack Snyder, un especialista estadounidense con gran experiencia olímpico y responsable del equipo de veterinarios de esta edición. Keymaster fue el segundo caballo que Snyder operó en la clínica, que incluye la posibilidad de realizar pruebas más avanzadas, como rayos X o uso de ultrasonidos, para la detección de lesiones.
Riggs comentó que además se cuenta con el primer laboratorio para los caballos que participan en una competición olímpica, con la posibilidad de analizar las muestras en muy poco tiempo.
Una vez el evento haya finalizado, las instalaciones seguirán dedicadas al lucrativo negocio de las carreras de caballos.
sábado, 23 de agosto de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario