Un año atrás, Pablo Mac Donough dijo dos frases sobre Juan Martín Nero. “Es, después de Cambiaso, el mejor jugador del mundo”. Con aquella sentencia se podía coincidir o no un año atrás, y también ahora. No hay cambios. “El hace todo fácil”, decía el menor de los Mac Donough. Y aquí tampoco hay cambios: el estilo de Juanma es especial, ya que no es mejor que nadie en ningún ítem, pero está entre los mejores en todos...
¿Es un taqueador virtuoso? No, hay muchos mejores: Adolfo Cambiaso, Facundo Pieres, Agustín Merlos... Pero eso sí: es muy sólido. ¿Es un pegador largo? Sí, aunque no alcanza la distancia de Francisco de Narváez, Eduardo Heguy, o el mismo Cambiaso. ¿Es un jugador inteligente en el juego? Sí, lo es, pero por debajo de Miguel Novillo Astrada y Mariano Aguerre, por citar dos casos. ¿Es un jugador que contagia fervor? Sí, aunque no en la dosis de Eduardo Novillo Astrada o Ignacio Heguy. ¿Es el mejor montado del polo argentino? No, en absoluto, pero hace rendir los caballos que monta, ya sean de él o prestados, como le sucedía en Chapa Uno.
El secreto de Nero es que en su ensalada no falta nada. Un poco de esto, otro de aquello, y tenemos un plata completo excelentemente presentado en la mesa del polo. Con todos los condimentos que un excelente jugador necesita para estar en la elite.
“Yo soy de Trenque Lauquen asi que empecé a jugar de chico por ahí junto con mi padre y mis tios, los Jauretche. Después termine el secundario y habia que elegir estudiar o dedicarme a jugar al polo”, repite una y otra vez sobre sus comienzos. Ya sabemos: los libros quedaron a un lado. “Como jugador más completo me gusta Bautista Heguy”, le decía a pololine algunos años atrás. Ya sabemos: jugó y brilló junto con Bauti. “Conocí Australia, cuando fui a jugar a Ellerston, donde me encantó la organización”, confesó algunos años atras. Ya sabemos: hoy es parte de esa organización...
Es Juanma. Simplemente...
¿Es un taqueador virtuoso? No, hay muchos mejores: Adolfo Cambiaso, Facundo Pieres, Agustín Merlos... Pero eso sí: es muy sólido. ¿Es un pegador largo? Sí, aunque no alcanza la distancia de Francisco de Narváez, Eduardo Heguy, o el mismo Cambiaso. ¿Es un jugador inteligente en el juego? Sí, lo es, pero por debajo de Miguel Novillo Astrada y Mariano Aguerre, por citar dos casos. ¿Es un jugador que contagia fervor? Sí, aunque no en la dosis de Eduardo Novillo Astrada o Ignacio Heguy. ¿Es el mejor montado del polo argentino? No, en absoluto, pero hace rendir los caballos que monta, ya sean de él o prestados, como le sucedía en Chapa Uno.
El secreto de Nero es que en su ensalada no falta nada. Un poco de esto, otro de aquello, y tenemos un plata completo excelentemente presentado en la mesa del polo. Con todos los condimentos que un excelente jugador necesita para estar en la elite.
“Yo soy de Trenque Lauquen asi que empecé a jugar de chico por ahí junto con mi padre y mis tios, los Jauretche. Después termine el secundario y habia que elegir estudiar o dedicarme a jugar al polo”, repite una y otra vez sobre sus comienzos. Ya sabemos: los libros quedaron a un lado. “Como jugador más completo me gusta Bautista Heguy”, le decía a pololine algunos años atrás. Ya sabemos: jugó y brilló junto con Bauti. “Conocí Australia, cuando fui a jugar a Ellerston, donde me encantó la organización”, confesó algunos años atras. Ya sabemos: hoy es parte de esa organización...
Es Juanma. Simplemente...
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